viernes, 29 de junio de 2012

Pedrito y el lobo en zonas aisladas…



Cada vez que se pretende tomar (o directamente se toma) una medida “impopular” en zonas alejadas de la capital, surge la amenaza de renunciar a la nacionalidad chilena y fijar patria en un país vecino… más allá de la amenaza real o creíble, que emparenta la anécdota con el cuento de Pedrito, el tema relevante es otro: por qué los pobladores de esas áreas se sienten discriminados? Por qué deben recibir mayores beneficios que el resto del país? Hay algún beneficio social por el poblamiento de zonas aisladas? La “soberanía” o el “sentimiento nacional” tiene valor? Y en tal caso, como podemos medirlo?
Sin pretender cruzar la fina línea que divide en este caso la política de la economía, como podemos, desde los enfoques conceptuales desarrollados, identificar tales beneficios? Como podemos estimar el valor que les debemos asignar? Incluso suponiendo que tienen valor positivo, como cuantificar el beneficio o subsidio potencial para asegurar un “adecuado” nivel de vida para estos conciudadanos? Que es adecuado? Cuanto es adecuado? Más aún, quiere el país que esta población se mantenga viviendo en esas zonas y en esas condiciones?
Una primera aproximación es preguntar a una muestra suficientemente representativa de chilenos cuanto estarían dispuestos a pagar para financiar inversiones públicas que hagan “más llevadera” la vida de esa población… o al revés, deberíamos preguntarles cuanto estarían dispuestos a recibir por irse a vivir a tales lugares? Más allá de la pregunta, estamos seguros que responderán la verdad? Como controlar los sesgos instrumentales y no instrumentales de la aplicación del Método de Valoración Contingente?
Existen otras formas de medir los beneficios? Merece la atención medirlos? No es posible responder tales preguntas sin recordar el final del cuento: cuando el lobo llegó, nadie le creyó a Pedrito…


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