lunes, 25 de junio de 2012

La tierra de Hotu Matu´a…y el valor de la “soberanía”


Hace unas semanas, un amigo viajó a Isla de Pascua, en plan de trabajo… lo primero que me contó es lo poderoso que le llamó la atención la sencillez de la isla… el  tenía en mente la típica postal de las islas polinésicas: lujosos hoteles sobre paisajes de ensueño y “onces” con vistas al mar, a la sombra de las palmeras en exóticos restaurantes… sin embargo, en vez de eso, encontró un poblado muy sencillo, con pequeños locales comerciales, mayoría de calles sin pavimento, casas bajas, varias caletas artesanales, sin grandes estridencias ni pretensiosos espacios recreativos… según le comentaron en el hotel, hasta hace unos años la luz se cortaba cada tanto porque los generadores (diesel) tienen más de 40 años y son legado de los norteamericanos (dicen que en la década de 1960 EEUU tuvo una base militar en la isla, en lo que hoy es el emplazamiento del aeropuerto). También le contaron que la pavimentación de las pocas cuadras existentes se hizo hace menos de 10 años; que los barcos no pueden atracar en la isla y que la transferencia de carga se hace en alta mar, a unas barcazas que bajan en unos rodillos de madera (parece que alguna vez se cayeron al agua incluso unos autos); y así varias cosas más… que no se mal entienda, mi amigo no estaba interesado en los grandes lujos; más bien le dio cierto alivio y gozo que la isla fuera así, alejada de lo que la “civilización” entiende por destino turístico típico internacional. Así podría concentrarse más en el trabajo y en lo realmente especial y particular de la isla: su enorme riqueza cultural y el valor del legado patrimonial de la cultura Rapa Nui.
Según dice la historia, la isla fue descubierta por pueblos maoríes, llegados de las actuales Islas Marquesas, en la búsqueda de nuevos horizontes. En la leyenda local, Hotu Matu´a, primer rey de la isla, tuvo un sueño donde debía navegar hacia el oriente y fijar soberanía donde la tortuga marina desovara… así fue como siete guerreros llegaron a la isla, dando origen a la historia conocida… hablando de soberanía, ésta hoy le pertenece a Chile desde fines del siglo XIX, razón por la cual mi amigo tuvo que visitar la isla… no precisamente era un viaje soberano, pero sí relacionado: cómo evaluar proyectos de inversión pública en el contexto del SNI en una isla de 163 kms2, casi 5.000 habitantes y a más de 3.600 kilómetros de distancia del Chile Continental (y a otros tantos desde la Polinesia Francesa)?
La pregunta no es trivial… claramente, los enfoques de evaluación de costo-beneficio llevan a la misma conclusión: hoy, los proyectos de pavimentación urbana, alumbrado público, agua potable, alcantarillado, vialidad interurbana, terminal aéreo y puerto, entre otros, no son rentables. Y seguramente, tampoco dentro de los próximos 50 años… la mayor parte del año llega un vuelo diario y el barco llega a la isla cada 15 o 20 días… claramente, los flujos de demanda son muy bajos; y los costos, más de 3 veces los del “Conti”. De allí que surgen varias preguntas: son estas metodologías suficientes y pertinentes parta medir la rentabilidad de la inversión pública en Isla de Pascua? Debe adoptarse otro enfoque analítico en virtud de lo “especial y particular” de la isla? Pero, que es lo “especial y particular”? Acaso no lo tienen otras regiones y zonas de Chile? Y aún así, deben ejecutarse obras con costos tan altos?
Más exageradamente, alguien podría preguntarse por el “beneficio” de tener soberanía en la isla… vale la pena “sostener” un territorio tan alejado del continente? Cuantos chilenos valoran la isla? Posiblemente todos… pero cuantos realmente tienen la oportunidad de conocerla y disfrutarla? El beneficio por turismo internacional, principal fuente de ingresos de la isla, compensa todos los costos? Asimismo, es éste el verdadero beneficio de la isla? 
Qué pasa con la idea de preservar el patrimonio (de la humanidad) vivo de la isla? Al fin y al cabo, quienes son los reales beneficiarios de la isla? Los isleños, los chilenos, los turistas? Acaso las islas tienen que tener beneficio? Como diría mi madre, tanta manía de los economistas por ponerle precio a todas las cosas y evaluar la conveniencia de las acciones… 
Confieso que pocas cosas han hecho dudar a mi amigo de la “real conveniencia” de medir la rentabilidad de los proyectos… una de ellas ha sido la visita a Rapa Nui. La riqueza cultural y patrimonial es indescriptible, mucho menos medible y valorable. Lo mismo que la conveniencia de ejercer soberanía para Chile en medio del pacífico sur… aunque, según me han contado, existen algunos enfoques teóricos para medir la “rentabilidad” que podrían desarrollarse y aplicarse a “la tierra de Hotu Matu´a”….

No hay comentarios:

Publicar un comentario