A raíz de varios comentarios que he visto respecto a
subsidios en las redes sociales, principalmente respecto a Transantiago o a
Vespucio Oriente, y la mayoría de ellos con errores conceptuales grandes,
decidí escribir este artículo explicando qué son, cómo se calculan (o deberían)
y cómo se fundamentan. Si cuando terminen de leer esto se dan cuenta que el
título del artículo no tiene sentido, me doy por satisfecho.
Para definir un subsidio, primero debo partir explicando la
diferencia entre 2 tipos de evaluación de proyectos. Voy a partir por la
evaluación privada, que es la más simple y con la que estamos más
familiarizados.
La evaluación privada de proyectos, también conocida como
evaluación financiera, es la forma en que normalmente pensamos cuando estamos
considerando hacer un negocio. Consiste, simplemente, en calcular lo que los
economistas denominan “PxQ”, es decir, la cantidad de producto a vender (Q)
multiplicado por el precio (P). Si a eso le resto los costos, obtengo lo que
gano (la rentabilidad) del proyecto. No es mi intención acá describir
despectivamente a esta evaluación. No es TAN simple. Estimar la demanda es complicado,
calcular la tasa de descuento a la que debo medir la rentabilidad del negocio
no es nada trivial (ya sea mediante el WACC u otro método), etc. Sin embargo,
conceptualmente sí es bien simple.
La evaluación privada, también conocida como evaluación
económica, es conceptualmente igual a la privada, sólo que los beneficios y
costos cambian. En lugar de considerar como beneficios los productos que vendo
a su precio, debo considerar como “productos” los recursos que gana o pierde la
sociedad y como “precios” el costo para la sociedad de dichos recursos. Por
ejemplo, son beneficios sociales los ahorros de tiempo, la disminución de
accidentes, la menor contaminación… todos estos sin lugar en una evaluación
privada.
Veamos, por ejemplo, a modo muy superficial y simplificado,
el caso de una autopista. Para no extenderme mucho, no voy a explicar cómo se
calculan los precios sociales. En la evaluación privada, los beneficios de mi carretera corresponderán
a los peajes que reciba, esto es, a la cantidad de vehículos que pasarán por mi
carretera y cuánto costará el peaje de la misma.
En la evaluación social, el peaje no es un costo ni un
beneficio, ya que la sociedad como un todo es igual de rica si la plata la
tiene el dueño de la carretera que si la tienen los conductores de los
vehículos. Pero el peaje es relevante porque según cuánto cueste, la cantidad
de autos que viajen por la carretera cambia. Los beneficios sociales de la
carretera considerarán los tiempos de viaje, los accidentes, la contaminación,
entre otros.
Pero, ¿qué pasa con las tarifas? No voy a profundizar mucho
ya que la tarificación en sí misma es un tema bien complejo, pero sí voy a
precisar un par de cosas. La tarifa óptima privada será, claramente, la que le
deje más plata al dueño de la carretera. Podemos suponer que, a mayor precio,
menor será la cantidad de autos que viajarán por la carretera. Si es gratis,
viajará mucha gente. Si cobro poco, viajará un poco menos, pero igual mucha
gente. A medida que sube el precio, baja la cantidad de gente que viaja. Sin
embargo, a medida que subo el precio, aumenta la plata que gana el dueño de la
carretera. Esto ocurre hasta un cierto punto, en el que, como viaja cada vez
menos gente, los ingresos empiezan a disminuir. En este punto, el máximo, es donde
querrá estar el dueño. Esta es la tarifa óptima privada.
Si lo vemos del punto de vista social, también habrá una
tarifa que me dará la mayor cantidad de beneficios sociales. Esta tarifa no es
0, ya que si viaja mucha gente, todos se van a demorar mucho, por lo que el
costo en tiempo para la sociedad será muy alto.
En el caso de carreteras, en general, se da que la tarifa
óptima social es menor que la privada. Es decir, si quiero lo mejor para la
sociedad, no puedo dejar que el dueño de la carretera cobre lo que quiera, sino
que debo hacer que cobre menos que lo que cobraría si él pudiera decidir.
Hasta ahora todo bien, pero hay un pequeño problema. Muchas
veces ocurre que, si hacemos que el dueño de la carretera cobre la tarifa
óptima social, no alcanza a cubrir los costos de la carretera, es decir,
perderá plata (y recordemos que, los que construyen carreteras, al igual que
todos nosotros, no lo hacen de buenas personas, sino que esperan ganar plata
por su trabajo).
Entonces, tenemos dos alternativas. O dejamos que cobre más caro que el óptimo social, sabiendo que la
sociedad no está ganando con el proyecto todo lo que podría ganar, pero de
todas formas está ganando, o lo hacemos cobrar el óptimo social y el Estado le
paga la diferencia. Como se pueden imaginar en este punto, eso es lo que
conocemos como subsidio.
Entonces, resumiendo. Tenemos un proyecto que es bueno para
la sociedad (es rentable socialmente). Si cobramos lo que es mejor para la
sociedad, puede ser que el que hace el proyecto pierda plata, por lo que el
Estado (que se preocupa de toda la sociedad) lo subsidia, es decir, le paga la
diferencia para que el dueño de la carretera no pierda plata.
Hay que destacar que, como dijimos antes respecto a los
peajes, los subsidios (al igual que, por ejemplo, los impuestos) no son un
costo social, ya que la sociedad como un todo es igual de rica si esa plata la
tienen las personas, el Estado, las empresas. El término económico que se
utiliza para esto es decir que es una “transferencia”, ya que no se crea ni se
destruye valor, sino que sólo cambia de manos.
(No estoy diciendo con lo anterior que no se debe pensar
cuidadosamente qué subsidiar ya que la plata del Estado es limitada, por lo que
cada peso que gasta debe ser bien gastado. Sólo estoy diciendo que, si un
proyecto es rentable, la sociedad está igual de contenta si ese proyecto lo
pagan directamente las personas o lo paga el Estado.)
Para terminar, un par de comentarios sobre el subsidio a
Transantiago. Es claro que es bueno para la sociedad que haya transporte
público (si todos viajáramos en auto, las calles no tendrían la capacidad
suficiente). Por esto, podemos decir que es socialmente rentable el transporte
público.
Sin embargo, lo que cada persona que usa Transantiago paga,
muchas veces no alcanza para cubrir los costos del sistema. Supongamos una
persona que usa un bus, después Metro y después otro bus. Si a cada uno de
estos buses y a Metro se le debe pagar $300, tenemos en total que el pasajero
le costó al sistema $900, mientras que esta persona pagó sólo $600, por lo que
el sistema pierde $300, cantidad que debe subsidiar el Estado. Si consideramos
que, en muchos casos lo que se le paga a un bus por pasajero es bastante más
que$300, pero que si en lugar de alrededor de $600 viajar en bus y/o Metro
costara $1200, mucha menos gente lo haría, viajando más en auto, por lo que el
beneficio para toda la sociedad sería menor.
Quiero recalcar algo que la gente normalmente confunde. Como
dije, el subsidio que da el Estado a Transantiago es a TODO el sistema.
Erróneamente, muchos creen que el subsidio es a los buses pero que Metro no
necesita. Sin embargo, con el simple ejercicio teórico mostrado más arriba,
queda claro que, en principio, ni Metro ni al menos la mayoría de los
operadores de buses necesitan subsidio por sí mismos. Es la tarifa combinada
entre 2 o 3 buses o entre 1 o 2 buses y Metro la que cuesta más que lo que
pagamos, por lo que el subsidio va tanto para los buses como para el Metro.
Quizás se podría argumentar que habría que ver si el beneficio para la sociedad
sería mayor si esa plata se gasta en hospitales, por ejemplo, en lugar de en
transporte, pero no sería correcto decir que el Metro no necesita subsidio (sin
siquiera entrar en el tema de que el Estado subsidia 2/3 de su infraestructura),
ni que los buses del Transantiago causan todo el déficit del sistema.
Entonces, ¿se debe hacer una evaluación social de los
subsidios?
Nota 1: Pueden encontrar más sobre la evaluación social
acá.
Nota 2: Escribí esto mientras se cortó la luz en mi casa en la tarde, por lo que tuve que escribir todo de memoria y no tenía internet para verificar algunas definiciones... si hay algún error les pido perdón.
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