viernes, 21 de septiembre de 2012

¡Transporte público más cómodo!


Los que viajamos periódicamente en Metro hemos escuchado varias veces en las últimas semanas anuncios respecto al nuevo horario de la línea 1 de metro los domingos, cuando abrirá a las 9 de la mañana por unos meses.

Esto se debe, entre otras cosas, a que están realizando pruebas con los nuevos trenes que están llegando, que comenzarán a operar en octubre.

Si tenemos suerte, este verano ya vamos a tener aire acondicionado en el Metro. Digo si tenemos suerte porque en un comienzo sólo los trenes nuevos tendrán aire acondicionado, y pasará un tiempo hasta que todos los trenes que operan en la línea 1 tengan, por lo que sólo algunos afortunados podrán disfrutar de esta comodidad.

Creo que esto permite hacer bastantes reflexiones relevantes.

La primera dice relación con la evaluación social de proyectos y la forma en que se realiza actualmente la evaluación. ¿Cómo se puede hacer para estimar los beneficios que trae para las personas mejoras significativas en la comodidad de un modo de transporte?

Para mí, esta mejora se puede observar de dos maneras. La primera es que al mejorar la comodidad de un viaje, la gente lo valora de manera distinta. Mucha gente estaría dispuesta a pagar un poco más por un viaje más cómodo, por lo que existe un beneficio. Otra gente, quizás no estaría dispuesta a pagar, pero le molestaría menos, lo que también implica que hay un beneficio, y este beneficio no se considera actualmente al evaluar proyectos de transporte en Chile.

La segunda forma en que se puede ver el efecto de esta mayor comodidad es
que, al mejorar un modo, más gente preferirá utilizarlo. Probablemente, el aire acondicionado haga que más gente que antes viajaba en auto porque en el metro hacía calor, ahora lo hará en metro.

Con esto en mente, pensemos lo siguiente.

Los tacos que se formaron a la salida de Santiago el último fin de semana largo, y, principalmente, los tacos que vivimos en esta ciudad todos los días en la mañana y en la tarde, y las proyecciones sobre cómo crecerá la ciudad en los próximos años y cómo aumentará la tasa de motorización, nos hacen pensar sobre el futuro. Va a ser difícil que la infraestructura aumente al mismo ritmo que la cantidad de autos, por lo que probablemente los tacos sigan aumentando.

La única forma de evitar esto es lograr que la gente deje el auto y elija otros modos de transporte, como caminata, bicicleta o transporte público.

Por esto, iniciativas como la de Pedalea al Trabajo que se hizo hoy en Santiago (http://www.pedalealtrabajo.cl/) son tan relevantes. Si bien los viajes regulares en bicicleta no son tantos todavía, iniciativas como esta nos hacen ver que la bicicleta es realmente una alternativa de transporte factible.

Hace poco empecé a usar la bici como modo de transporte y no sólo como deporte, y, la verdad, es algo muy recomendable. En la mañana, uno llega despierto y con energía a su destino después de un rato de ejercicio. En la tarde, uno ve los tacos, la gente corriendo para llegar a tomar una micro y viajar parada y apretada, mientras uno se siente paseando. Además, en algunos casos, especialmente si hay ciclovías, el viaje puede tomar casi el mismo tiempo en bicicleta o en transporte público, incluso para distancias no tan cortas (hasta 10 km o más).

Ahora, retomando el tema anterior, dijimos que es de esperar que gracias al aire acondicionado algunas personas decidan dejar el auto en su casa y viajar en metro.

Esto nos hace ver que una alternativa para disminuir los tacos en Santiago, en lugar de gastar plata en construir más carreteras, es mejorar el transporte público.

Claramente, temas como la seguridad, la frecuencia, el tiempo de viaje, son muy relevantes. Pero un tema que no se ha explorado mucho, o quizás se ha evaluado pero no se ha hecho nada al respecto, es mejorar la comodidad.

Está claro que el metro o por ejemplo un tranvía podría hacer que la gente viaje menos en auto y utilice más el transporte público, pero es difícil pensar que los buses podrían lograr esto. Como se puede ver en la foto, cualquier alcalde o vecino preferiría un sistema como este antes que los buses.

Estamos acostumbrados a buses incómodos, con asientos duros, fríos en invierno y terriblemente calurosos en verano, con poca luz (no sé si han intentado leer en las noches, pero es imposible porque las luces en general están apagadas, no funcionan, o no iluminan lo suficiente).

Quizás para la próxima negociación o renegociación de contratos con los operadores de buses, estos atributos debieran ser evaluados. Conversando una vez con un chofer de bus de Transantiago, me comentaba que muchos buses vienen con calefacción o aire acondicionado, pero que las empresas los desconectaban porque no estaban obligados a dar ese servicio, entonces sólo era un costo adicional.

Entiendo que todas estas cosas, en el corto plazo, pueden requerir una tarifa mayor, y a nadie le gusta cuando sube el costo del pasaje. Sin embargo, en el largo plazo, cuando más gente utilice el sistema, esto se podría equilibrar. Incluso se podría buscar sistemas de financiamiento alternativos (por ejemplo, tarificación vial a los automóviles y utilizar lo recaudado para mejorar estos atributos).

Hay muchos ejemplos en otros países de transporte público de calidad. Por ejemplo, el Phileas (sí, como el de la vuelta al mundo) en Eindhoven, que presta un servicio similar a un tranvía pero sobre una pista para buses. Es eléctrico, las baterías se recargan por inducción (se pueden ir recargando en el camino) y en lugar de rieles es guiado por imanes puestos en la ruta.

Hay otros sistemas de buses modernos, cómodos, eficientes (híbridos o eléctricos) como los siguientes.




En resumen, hay muchas alternativas disponibles para mejorar la comodidad del transporte público. Esperemos que pronto podamos disfrutarlas (al menos para en invierno poder leer a las 6 de la tarde en la micro).

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